Fan Fic Medianoche (Un buen comienzo), y explicaciones

¡Hola a todos!
Sí que hacía tiempo que no actualizaba el blog (desde el año pasado). Había incluso pensado en cerrarlo, pero luego recapacité :) Como vereis, le cambié el nombre al blog, ahora se llama "Un relato para sonreir" y el formato también es distinto.

Hoy he decidido colgar un Fan Fic que escribí para el concurso Rosas Oscuras de Juvenil Romántica. Es la continuación del primer capítulo de Medianoche, de Claudia Gray. Espero que os guste :)

Todos los personajes son de la autora Claudia Gray.

Un buen comienzo

Meneé la cabeza hacia los lados, no podía creer que se hubiera ido, ni que fuera un vampiro…

¡Qué tontería! ¿Lucas un vampiro? ¡Lo que me faltaba por pensar! Debería dejar de leer tanto pero en fin, ya no podía hacer nada, me encontraba sola en mitad del bosque ensimismada en mis pensamientos. Cogí mi bolsa y regresé a Medianoche.

Ya dentro del edificio me sentí mejor, no sabría decir por qué, pero la idea de poder ver a Lucas por la Academia me tranquilizaba, quizás esto no fuera tan malo como pensaba. Subí a mi habitación para terminar de recoger las cosas y trasladarme al otro cuarto. Tendría que compartirlo con dos compañeras más, y la verdad que la idea no me entusiasmaba, como todo lo de aquí, no había nada que me importara, a excepción de mis padres claro, o mejor dicho, mis profesores.

Suspiré, indignada, ¿y no podrían haber venido ellos solos y haberme dejado allí en el pueblo? ¡Qué ya era mayorcita! Pero nada, no hubo forma de convencerles.

Cogí las maletas y bajé las escaleras en dirección a la entrada. Nada más aparecer allí, vi que ya habían llegado unos cuantos alumnos solos, sin padres.

Mi mirada empezó a ir de la cara de un alumno a otro, intentando descifrar por qué estarían aquí. No creía que sus padres trabajaran aquí, sino hubieran estado aquí conmigo, haciéndome compañía. En ese momento había cinco chicas y cuatro chicos. No estaba mal, con lo grande que era el edificio, jugar al escondite iba a ser complicado para quien le tocara buscar a la gente.

Volví a menear la cabeza, ya me valía a mi edad pensar en juegos de niños, pero viéndome sola como estaba, ¿en que quería que pensara?

Seguí andando y me situé entre ellos. Parecía que ya se conocían, se daban efusivos abrazos y charlaban animadamente. ¡Cuánto deseé en ese momento que Lucas estuviera aquí conmigo! Justo cuando ya me iba a ir al lado de una pared para no parecer una marginada, la puerta se abrió. Entraron más personas con maletas, tanto chicos como chicas. Al menos el colegio era mixto. Me di la vuelta y ya por fin llegué a la pared. Desde ahí pude tener una mejor visión de la sala. Me agradó ver que no era la única que parecía estar fuera de lugar. Otra vez se volvió abrir la puerta y ahí, delante de mí, se encontraba aquel chico que había visto solo hace unos… ¿minutos? ¿Horas’? ¿Días?

Nuestros ojos se encontraran y una gran sonrisa apareció en su cara. ¡Qué guapo era! Me sonrojé y él empezó a andar hacia mí.

Mi corazón latía a 1000 por hora. ¿Seguro que venía hacía aquí? ¿No giraría de repente hacia la derecha o izquierda y me dejaría aquí de pie como un pasmarote? Una persona se cruzó por su camino haciéndole casi caer al suelo. El chico se disculpó y siguió su camino, y Lucas también. Cuando ya por fin llegó hasta mí, le dediqué una de mis mejores sonrisas.

-Me alegra volver a verte –me dijo Lucas sin para de mirarme, y de sonreírme.

-Yo también me alegro –no me lo podía creer. Le había hablado, ¡y no había tartamudeado! Me sentí orgullosa.

-No he querido llegar antes para no levantar sospechas –me guiñó un ojo.

-Hubiera sido un poco difícil que nos hubieran visto, ¿no crees?

-Bueno –miró al suelo-, por si acaso –me volvió a mirar-. Mejor prevenir que curar.

Reí. ¡Y pensar que me quería atacar cuando estaba escapándome de aquí! Seguimos hablando mientras no paraba de llegar más gente. Tantas voces juntas en la entrada hicieron que Lucas y yo nos tuviéramos que acercar más para podernos oírnos. Me contó cosas de su vida, yo de las mías. Nos parecíamos tanto…

En ese preciso instante, cuando me estaba contando una cosa en el oído debido al ruido ensordecedor que nos rodeaba, apareció mi padre.

Mi cara tuvo que ser todo un poema, porque mi padre se giró y pude ver que una sonrisa aparecía en sus labios. ¡No era justo! Ahora iría a decírselo a mi madre y empezarían las preguntas. Empecé a reírme, nerviosa.

-¿Qué te pasa? ¿Te hace gracia? –me preguntó Lucas, alzando una ceja.

-Sí… ¡No! –Alzó la otra ceja-. Quiero decir… -¿por qué me pondría tan nerviosa?- Acaba de vernos mi padre.

-¿Y qué?

-Que se ha creído otra cosa al vernos así.

-Bueno mujer, tampoco es para tanto, ¿acaso él no fue joven alguna vez?

-Sí –respondí- quizás tengas razón.

-La tengo.

Le miré y le pequé en el hombro. Él me miro, serio.
-Como en una pelea des así, vas a mandar a alguien al hospital.

-¡Qué gracioso!

Nos miramos a los ojos y no pudimos contener la risa. Nuestras carcajadas se oyeron por toda la entrada, cosa que no me extrañó. En ese momento todos se habían callado. Acababan de entrar a la Academia cinco personas, dos chicos y tres chicas para ser más exactos. Sus miradas estaban llenas de odio y de ira, como si no les gustara la compañía. Una chica rubia, que parecía la líder del grupo, analizó cada cara hasta llegar a la mía. Me quedé sin respiración, ¡sus ojos eran totalmente rojos! ¡Rojo cómo el fuego! Agradecí que en ese momento Lucas se pusiera delante de mí, evitando que pudiera seguir viéndola.

-Llegó la diva de Medianoche, ¿no crees?

No le respondí, esos ojos me dieron miedo.

Mucho miedo.